ZOOFOBIA

¿Quién no ha pasado un momento mágico en el Jardín Zoológico? Los temibles tigres y los ensordecedores rugidos de los leones, los enormes y aburridos elefantes, la increíble jirafa, el impactante cóndor, los rinocerontes e hipopótamos. El recuerdo de sus edificios misteriosos y extraños, sus lagos, puentes y arboledas; las mas extrañas galletas con formas de animalitos que nos compraban para darle de comer, si nos animábamos, con la mano al elefante…
En el recuerdo de la infancia todo era maravilloso, ante nuestros ojos de niño todo brillaba. Aquello sucedía no hace muchos años, cuando el zoológico de Buenos Aires era visitado por 3.000.000 de personas al año. Creíamos que no era raro que los animales estuvieran en jaulas aunque nos parecían estrechas. Con los años, el mundo cambió y también nosotros.

¿Es posible un mundo sin zoológicos o se trata de una utopía? ¿Pueden sobrevivir las especies por si solas en un mundo invadido por el hombre, cada vez más urbano y desconectado de la naturaleza? ¿Existe un modelo superador al zoológico que permita educar sin animales en cautiverio? Estas fueron algunas de las primeras preguntas que nos surgieron cuando comenzamos a documentar el proceso de cambio que estaba atravesando el Zoo de Buenos Aires, el cual había cerrado para reconvertirse en un Ecoparque.

Mientras intentábamos comprender lo que estaba ocurriendo, una historia que cambiaría radicalmente la relación entre los humanos y los animales justo estaba sucediendo en el Zoológico de Buenos Aires: Sandra, la ultima orangutana del Zoo, fue declarada por la justicia “persona-no humana” en un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad. Por primera vez, se le reconocía a un primate derechos de persona y un abogado había solicitado que esos derechos se garanticen de forma inmediata. Era el principio de algo que sabíamos que iba a crecer, cambiando percepciones y saberes para siempre. Pero ademas fue el principio de este documental: ZOOFOBIA.